Entre los años 1946 y 1955, se construyo la Casa Winter como un sueño que desafió el tiempo. Al frente el Maestro D. Juan Concepción Villalba como testigo, Gustavo Winter buscó inspiración en las mentes de D. Miguel García y D. Eugenio Ibáñez. Pero la construcción se vio desafiada por la escasez de hierro y cemento. Los cimientos se alzaron en enero de 1947, encontrandose con obstáculos que los retrasaron. Mientras se trazaban los planos, Isabel Althaus y Gustavo Winter se desplazaron definitivamente a Fuerteventura en 1948. Durante los años siguientes, la casa avanzó a paso lento, eclipsada por otras prioridades. Sin embargo, la determinación de Gustavo Winter se mantuvo firme, y finalmente, en 1955, los trabajos llegaron a su fin, coronando así este icónico chalet. Un capítulo de historia eternamente tejido en los muros de piedra, con la Casa Winter como su epítome.
La planta sótano de la Casa Winter, a diferencia de las historias que sugieren misterios ocultos, muestra una clara intención de buscar la luz y la ventilación natural en su diseño. Diversas estancias componen esta planta que se muestran en planos e indicaciones:
- En el lado norte, dos huecos con ventanas mantienen el vestíbulo y los pasillos bien ventilados, junto a dos almacenes laterales y una cámara frigorífica central para conservar alimentos perecederos.
- En el lado sur, encontramos un aseo, dos habitaciones de servicio, un almacén, el cuarto de la escalera y la cocina. La puerta de acceso a un almacén se diseñó para permitir la entrada de objetos grandes. Detrás de este almacén, una cámara bufa o de aislamiento evita problemas de humedad. La iluminación se optimiza mediante puertas de vidrio y tabiques con cristal para aprovechar al máximo la luz natural.